El polen de abeja es un producto resultante de la mezcla de polen entomófilo (el polvo fino que se forma en los estambres de las flores) sobre el que las abejas segregan néctar y enzimas. Esta mezcla es transportada en cestas de polen desde las patas traseras de las abejas hasta la colmena y constituye su alimento. Los expertos en nutrición consideran que el polen de abeja es uno de los alimentos más equilibrados, ya que proporciona al cuerpo humano un excelente aporte de vitaminas, nutrientes, proteínas y antioxidantes, y contribuye a reforzar la inmunidad.
El polen contiene vitaminas del complejo B, vitaminas C, E y A, y ácido fólico. Es rico en minerales como calcio, magnesio, fósforo, potasio, hierro y yodo. El polen de abeja puede ser una buena fuente de proteínas para los vegetarianos, debido a su alto contenido en proteínas y aminoácidos (el doble de proteínas que la carne roja).
El polen de abeja se comercializa en forma desecada de microgránulos que se obtienen calentando el polen crudo a temperaturas de unos 38-40 grados y secándolo. La ventaja del polen seco es que puede almacenarse y consumirse en un plazo de 6 a 12 meses. La desventaja es que parte de los nutrientes se pierden durante el procesado térmico.
A diferencia del polen seco, el polen crudo se congela inmediatamente después de la cosecha. La congelación conserva intactos los nutrientes, por lo que el polen crudo tiene un valor nutritivo significativamente mayor que el seco. Además, contiene lactofermentos, enzimas esenciales, bacterias beneficiosas y antioxidantes que combaten los radicales libres.
Con más de 250 nutrientes activos, incluyendo proteínas, carbohidratos, grasas, ácidos grasos, vitaminas, minerales, enzimas y antioxidantes, el polen de abeja tiene un perfil nutricional impresionante. Contiene
El perfil nutricional del polen puede variar según la fuente de recolección y la estación del año. Los estudios han demostrado que el polen recogido de las plantaciones de pinos contiene menos proteínas (alrededor del 7-10%), mientras que el polen recogido en primavera tiene una composición ligeramente diferente al polen recogido en verano.
Principales aminoácidos: metionina, valina, lisina, cisteína, glutamina, etc.
Ácidos insaturados: linol, ácido linólico, ácido araquidónico.
Por su valor nutritivo, el polen se recomienda para reforzar la inmunidad, combatir la anemia o reducir el riesgo de desarrollar ciertas enfermedades. He aquí los principales beneficios del polen:
Rico en hierro, calcio, magnesio y proteínas, el polen favorece eficazmente la actividad física y cerebral a lo largo del día. Combate la debilidad física, la anemia y refuerza el organismo mediante la remineralización y la revitalización. Es adecuado tanto para niños en edad de crecimiento como para adultos, especialmente durante periodos de estrés o de recuperación de una enfermedad.
Su contenido en antioxidantes refuerza la respuesta inmunitaria del organismo frente a virus o bacterias. Además, el polen contiene antibióticos naturales que ayudan a combatir las infecciones del resfriado y la gripe: bronquitis, tos, etc.
Entre los antioxidantes que contiene el polen se encuentran los flavonoides, los carotenoides, la quercetina o el glutatión. Estos potentes antioxidantes protegen al organismo de los radicales libres, responsables de enfermedades crónicas como la diabetes y el cáncer. Además, el polen reduce el proceso inflamatorio del organismo, responsable del desarrollo y crecimiento de tumores.
El consumo regular de polen reduce el colesterol LDL (colesterol malo) en la sangre. Éste es uno de los principales factores que conducen a la formación de placas ateroscleróticas en las paredes de los vasos sanguíneos y al desarrollo de hipertensión arterial y enfermedades cardiovasculares.
Contiene probióticos que proceden del estómago de las abejas y ayudan a normalizar la digestión restableciendo la flora intestinal. El polen protege los intestinos de las infecciones fúngicas y previene la inflamación del colon, favoreciendo así una digestión sana.
Mucha gente confunde el polen de abeja con el polen soplado por el viento, responsable de muchas alergias estacionales. El polen de abeja no sólo no causa alergias, sino que ayuda a tratarlas. Los estudios demuestran que hasta el 40% de los alérgicos que consumen polen crudo pueden deshacerse de las alergias.
El polen tiene propiedades desintoxicantes y ayuda al hígado en este proceso natural de eliminación de toxinas.
Tradicionalmente, el polen se ha utilizado por sus propiedades antiinflamatorias tanto a nivel interno como externo. Utilizado en cosmética, el polen puede reducir la hinchazón o inflamación de la piel. Además, el polen es un coadyuvante en el tratamiento de heridas, acelerando la cicatrización y curando cortes o quemaduras.
Los antioxidantes del polen, en particular los flavonoides, ralentizan el proceso de envejecimiento y retrasan los signos de desgaste como las arrugas, las manchas de pigmentación o la sequedad excesiva. El polen también tiene un efecto tonificante sobre el cabello, devolviéndole su brillo y aspecto saludable.
La alta concentración de ácido fólico (vitamina B9) favorece el sistema reproductor femenino, protegiendo al embrión en caso de embarazo. Al mismo tiempo, el polen aumenta la potencia y la libido.
El polen puede aliviar algunos de los síntomas de la menopausia, como los sofocos, los sudores nocturnos o los problemas de sueño. Otros efectos beneficiosos del polen durante la menopausia pueden ser la reducción de la irritabilidad, la eliminación de los dolores articulares y la mejora del bienestar general.
Gracias a su alto contenido en vitamina C y bioflavonoides, el polen favorece la absorción del hierro en el organismo. También favorece la asimilación de calcio y fósforo, gracias a las proteínas y aminoácidos que ayudan a absorber estos minerales. El polen acelera el metabolismo, aumenta la resistencia del organismo y favorece la longevidad.
El polen es un producto seguro y fácil de usar para la mayoría de las personas, con grandes beneficios. Sin embargo, hay algunas situaciones en las que es necesario hablar con el médico antes de consumir polen:
Tanto si se utiliza polen seco como fresco, los expertos recomiendan dos tandas de 7 semanas al año, en primavera y otoño. El polen puede consumirse a diario, tal cual o en diversas preparaciones. Se puede añadir a zumos de frutas o ensaladas. La dosis diaria recomendada es
✅ Recomendación: ¡Curas de 7 semanas en primavera y otoño para fortalecer la inmunidad!
El polen es, por tanto, un superalimento, lleno de vitaminas, minerales y antioxidantes, con efectos beneficiosos para todo el organismo y sus sistemas. Es un complemento saludable para cualquier dieta, especialmente para niños, en crecimiento y convalecientes.
🔹 Receta: 1 cucharada de polen mezclada con 1 cucharada de miel y 1 cucharadita de propóleo, consumido por la mañana en ayunas.
🔹 Receta: 1 cucharadita de polen mezclado con jugo de remolacha y zanahoria, consumir diariamente.
🔹 Receta: Mezclar polen con té de diente de león y limón, beber diariamente durante un mes.
🔹 Receta: 1 cucharadita de polen en yogur probiótico, consumido por la mañana.
🔹 Receta: Polen combinado con jalea real y miel, tomado diariamente.
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