➡️ Sí, porque las hojas se maceran en miel durante 30 días, lo que neutraliza los posibles irritantes y extrae los principios activos en un medio suave y antibacteriano.
➡️ Para aumentar la superficie de contacto con la miel, lo que acelera la extracción de nutrientes y compuestos bioactivos.
➡️ La miel de acacia es ideal por ser más fluida y de sabor suave, pero cualquier miel cruda y no pasteurizada es adecuada.
➡️ Se requieren 30 días para una extracción completa de vitaminas, minerales y fitonutrientes sin riesgo de fermentación.
➡️ El primero es denso y rico en principios activos, ideal para uso medicinal. El segundo es más ligero y apto como tónico diario.
➡️ Para evitar la fermentación natural de la miel y preservar las propiedades del jarabe durante más tiempo.
➡️ Sí, es ideal en primavera y otoño, gracias a su contenido de clorofila y su ligero efecto diurético.
➡️ Muy efectivo, ya que la ortiga es rica en hierro natural y vitamina C, que favorece su absorción.
➡️ Sí, incluso se recomienda en curas de 1 a 2 meses para reducir los síntomas alérgicos, pero se aconseja hacer una prueba individual antes.
➡️ Sí, a partir de los 3 años, en dosis reducidas (1 cucharadita al día) y con aprobación del pediatra.
➡️ La miel actúa como solvente, conservante natural e inmunoestimulante, potenciando el efecto de la ortiga.
➡️ No. La receta está diseñada específicamente para ortigas frescas, que contienen clorofila activa y jugos celulares esenciales.
➡️ Sí, no se recomienda en caso de alergia a la ortiga o a la miel, durante el embarazo, ni en personas con enfermedades renales graves.
➡️ Sí, tras una cura de 3 a 4 semanas, se recomienda un descanso de al menos 2 a 3 semanas para evitar sobrecarga renal.
➡️ Un olor fuerte, sabor ácido o presencia de espuma indican fermentación — en ese caso, no se debe consumir.